A sus 88 años este hombre acaba de realizar un DVD donde recopila el legado de su padre Sebastiano Pistritto. / Foto: DANIEL RAMÍREZ

13 Sep, 2015 | Entre fotos y documentos, Giuseppe Pistritto recuerda cada lugar y vivencia de su vida. Este italiano nacido en Floridia visualiza con facilidad su niñez en la provincia de Siracusa, donde dio sus primeros pasos y aprendió la base para arrancar su vida en grande.

Pistritto proviene de una familia de 12 hermanos, seis hombres y seis mujeres, de los cuales pocos quedan con vida. Recuerda a su madre, Carmela Romano, como una mujer llena de amor que se dedicó en cuerpo y alma al cuidado de sus hijos, pero es a su padre, Sebastiano Pistritto, a quien considera un personaje clave en su vida pues a sus 88 años sigue admirando y exaltando su labor en el mundo.

Su historia no puede comenzar sin contar todas las proezas de su padre Sebastiano, quien fue un héroe de guerra participando en la Primera y Segunda Guerra Mundial. Con orgullo descuelga de la pared de su casa, ubicada en la avenida 4 de Mayo, un viejo cuadro con una inscripción en italiano y con varias medallas militares posicionadas en el extremo inferior del mismo.

Comenta que su padre fue una gran inspiración en su vida y añade que el mejor consejo que le dio fue “aprende el arte de meter la pata”; con esto le quería decir que intentara todo, pues equivocándose también se aprende.

Recuerda que cuando era un niño, en medio de la guerra era difícil tener juguetes, lo que los obligaba a ingeniárselas. Cuenta que fabricaban las pelotas para jugar fútbol con ligas dañadas de cauchos de bicicleta y no había mejor momento del día que cuando junto a sus hermanos y vecinos hacían de las calles de Floridia su campo de juego.

En este lugar residió hasta los 20 años, cuando le tocó prestar servicio militar. Durante su entrenamiento aprendió a manejar todo tipo de vehículos, lo cual se convirtió en una de sus grandes pasiones, aunque aclara que nunca le gustó trabajar como chofer privado pues es una faena agotadora.

Al reunir algo de dinero adquirió su primera motocicleta y decidió conocer gran parte de Italia. Habla de esta experiencia como liberadora, pues desde ese momento vio al mundo de manera diferente y fue durante ese viaje que supo que su vida se desarrollaría a muchos kilómetros de distancia, aunque no tenía claro en aquel entonces dónde sería.

“Do Brasil”

A los 25 años y luego de haber cumplido el servicio militar en su país natal, recibe una propuesta de trabajo en una termoeléctrica de Brasil donde serviría como herrero, pues tenía amplio conocimiento sobre soldar todo tipo de metales, que es otra de las habilidades aprendidas gracias a su padre y que a la fecha le sigue agradeciendo.

Ya radicado en Sao Paulo vio que ese país no era lo que esperaba, aunque le gustaban sus playas y el calor de la gente.

En Brasil se abre camino y establece su propio taller de motocicletas, pues había aprendido mucho de estas ya que era un aficionado a estos vehículos de dos ruedas.
A pesar de que fue toda una experiencia, debía trabajar demasiado para comprar dólares y enviarlos a sus padres en Italia, por lo que empezó a investigar qué país tenía una mejor situación económica.

En el año 1953 decide mudarse a Caracas y comenta que al llegar se fue al centro a preguntar dónde podría encontrar trabajo y le sorprendió la hospitalidad de los venezolanos. La recomendación que le dieron fue que se fuera al sector El Silencio y preguntara en varios negocios.

En ese lugar encontró la empresa Colven, donde laboró en la fundición de hierro y vio lo productivo que era trabajar en este país, pues logró reunir suficiente dinero para continuar ayudando a sus padres en Europa.

Luego de su paso por esta empresa decide continuar con su gran pasión, las motocicletas. Allí abrió otro taller para la reparación de este tipo de máquinas.

Aunque le encantaba la capital venezolana, uno de sus hermanos quien también residía en el país visitó la isla de Margarita y le comentó que era un lugar lleno de oportunidades, por lo que en el año 60 se mudó a la Perla del Caribe.

Amor

En la década de los sesenta Giuseppe Pistritto echa raíces en Margarita, a pesar de que los planes que tenía pautados no fueron del todo fructíferos, pues su hermano le dijo que al haber tantas bicicletas en la Isla montar un taller para estas sería una mina de oro, pero no fue así.

A pesar de todo, su habilidad como herrero vuelve a auxiliarlo y consigue trabajo rápidamente, Dice que en la época era la única persona en Margarita que sabía soldar aluminio, por lo que el trabajo le llovió a cantaros.
También vio provecho en la Zona Franca y abrió un almacén que lo ayudó a traer a sus padres a la Isla para que la conocieran por completo.

1965

En el año 1965 se casa con Isabel Díaz Rodríguez, a quien califica como el gran amor de su vida, en la iglesia San Nicolás de Bari. A pesar de que no procrearon hijos, aseveró que tuvo una vida plena con ella y si algo le sigue sobrando es amor.