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4 de mayo de 2024





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Lucienne Sanabria vive al ritmo de la música oriental
Esta cantante no sólo se traza como misión enamorar con su canto. También intenta hacer sentir la identidad musical margariteña a todo el mundo.
Mario Guillén Montero

Foto: GLADIFER ALBORNOZ

La cantante insta a las nuevas generaciones de músicos a ser dedicados, pero sobre todo cantar y tocar lo que verdaderamente los mueva. / Foto: GLADIFER ALBORNOZ

12 Jun, 2016 | A muchos les sorprenderá saber que Lucienne Sanabria, una de las mejores exponentes del folclore margariteño y oriental, no nació en el estado Nueva Esparta, de hecho es caraqueña, pero ella puede llegar a ser tan ñera como un zapato maquero, un mapire o un galerón.

Es que esta simpática mujer hizo de su voz el instrumento para llevar por el mundo la música de esta tierra, que como ella misma dice es tan rica como su gastronomía, y tan pintoresca que enamora a todo quien la escucha.

Lucienne llegó al mundo rodeada de la majestuosidad del cerro El Ávila, pero su verdadero terruño son la bahía de Juan Griego, lugar donde fue presentada legalmente y escenario de sus juegos de infancia, así como también de sus primeros pasos como artista.

Para ella la ciudad crepuscular es mágica y aunque ha tenido varias residencias en dicha localidad siempre ha tenido la bendición de vivir muy cerca del mar.

Lucienne afirma que Juan Griego es un lugar adorable que nunca cambiaría, pero lo que más la atrapa de este sitio es el sentido de comunidad de su gente, aspecto que muchas ciudades ya han perdido.

Lamenta que la inseguridad le esté robando espacios a la capital de municipio Marcano, porque en su juventud eran lugares de encuentro ciudadano. “Cuando era muchacha en las vacaciones pasábamos el día en la playa, salíamos rapidito a cambiarnos para irnos a las plazas a cantar. Eran lugares de amistades y amor”.

Precisamente Juan Griego fue el lugar que vio nacer a la Lucienne artista, aunque ella asegura que siempre sintió pasión por la música.

A los nueve años estudió cuatro bajo la tutela de Luis Manuel Gutiérrez, quien fue uno de los maestros de Modesta Bor, pero su trabajo como solista comenzó de la mano de la maestra Esther Quijada, quien a los 12 años la animó a cantar.

Desde entonces su vida ha transcurrido al compás de la música; como ella misma dice: “lo que es del cura va pa’ la iglesia”, desde entonces no ha dejado de cantar.

Cuando era una adolescente decidió ir a Caracas a estudiar Economía en la Universidad Central de Venezuela (UCV), pero descubrió que ésta no era su pasión. Luego cambió a Derecho en la Universidad Santa María, pero finalmente entendió que su profesión innata es la música.

“Dejar mis estudios fue complicado para mis padres más que para mí, pues ellos tenían diseñada mi vida profesional. Los padres siempre quieren lo mejor para sus hijos y querían para mí un futuro estable que no veían posible como cantante”.

En 1986 regresa a la Isla de Margarita y comenzó profesionalmente su carrera como cantante de música folclórica oriental.

En esa época fue invitada por el Conjunto de Alberto Valderrama a grabar “Valle de San Juan” y “Mandolina margariteña”, siendo una de las decisiones más acertadas de su carrera pues estos temas la posicionaron en el cariño de la gente.

“El artista tiene que abrirse paso. Si no tienes la mentalidad clara de saber mercadear tu trabajo no conseguirás el éxito".

A pesar de esto asegura que no es una artista para vivir del dinero que esto produce, sino para vivir del arte mismo.




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