Fontaine fue estrella de la Copa Mundial de 1958. / Foto: CORTESÍA

7 Jul, 2016 | París. Hablar de Just Fontaine, el artífice del único triunfo -hasta este jueves- de una selección francesa ante Alemania en una competición oficial, es hablar de gol.

Esa es la palabra que define al delantero francés, que tiene el honor de ser el jugador que más tantos ha marcado en un mismo Mundial: 13 en Suecia 1958. Sin embargo, las lesiones le apartaron del fútbol de forma prematura para dar paso a una carrera en los banquillos y a un trabajo curioso, pronosticar resultados.

Fontaine nació en Marrakech (Marruecos) en 1933. Allí comenzó su carrera y, entre 1950 y 1953 jugó en el Casablanca, equipo con el que logró la increíble cifra de 294 goles en 127 encuentros. El Niza se fijó en un delantero muy efectivo y pronto comenzó a forjar su leyenda en Francia.

La salida de Raymond Kopa al Real Madrid le abrió la puerta del equipo puntero de su país en aquella época: el Stade Reims. Allí pasó seis temporadas y consiguió dos títulos de Liga y marcó 121 goles. Llegó a jugar la final de la Copa de Europa de 1959 que perdió ante el Real Madrid de Alfredo Di Stéfano.

Pero su momento álgido lo vivió en el Mundial de Suecia de 1958.

En él hizo historia tras marcar trece goles, cuatro a Alemania, tres a Paraguay, dos a Yugoslavia y a Irlanda del Norte y uno a Escocia y a Brasil.

Francia quedó tercera y Fontaine siguió una carrera que se truncó por una fractura de tibia y peroné en un encuentro ante el Sochaux.

Antes, tuvo tiempo de marcar tres goles en un mismo partido de una Eurocopa. Los logró ante Austria, en los cuartos de final de la edición de 1960.

Intentó regresar en 1962, pero en su partido de reaparición, ante el Limoges, se volvió a romper y adelantó su retirada a julio de 1962 con solo 29 años. Fue el final del fusil de repetición galo, que, después comenzó una carrera en los banquillos muy habitual en exjugadores.

Fontaine dirigió a Francia en 1967 de manera fugaz, al París Saint Germain y a la selección de Marruecos, con la que fue tercero en la Copa de África de 1980. Ese año acabó su carrera en los banquillos, se alejó del mundo del fútbol y enfocó su vida al mundo de los negocios tras abrir un par de tiendas de deportes.