29 Jul, 2016 | Nos comentaba Doña Elodia que la preocupación de los neoespartanos por la situación de ignominia que experimentamos actualmente, es cada vez mayor. El problema de la escasez, acaparamiento, reventa y alto costo de los alimentos, medicinas, productos de higiene, aunado la privación criminal del agua y la libertad de acción de una creciente delincuencia, ha colocado a los margariteños y cochenses de a pie en un estado de peligrosa desesperación. Eso, es lo que sienten los hombres y mujeres encargados de la manutención de su familia.

Cuando, luego de grandes esfuerzos económicos logran reunir para obtener algo de carne, pollo o pescado, no tienen la harina para la arepa, ni el arroz ni la pasta…ni hablar de las verduras y hortalizas para acompañarlos. De igual forma, cuando luego de hacer vergonzosas colas logran adquirir el anhelado arroz, la harina o pasta, el dinero no les alcanza para comprar la carne, el pollo o el pescado. Esta es nuestra realidad y es por ello que causa arrechera que gobernantes y sus escuderos, burlándose de la inteligencia del ñero, pregonen que los neoespartanos comemos tres comidas y más al día. ¡Cuánta indolencia…Cuanta falta de respeto!

Pero, nos expresa El Gavilán, donde la burla, el descaro, irrespeto y caradurismo alcanza su máxima expresión es cuando los tilín tilines anuncian las llegadas a nuestras costas de supuestos buques cargados de alimentos para paliar la situación. No obstante, o esos buques son la mujer sin rostro o, si alguno ha llegado, lo ha hecho vacio o, los productos son muy bien acaparados por la industria del bachaqueo.

En fin, añade Doña Elodia, la verdad verdadera es que el pueblo está pasando hambre, que los margariteños y cochenses, en su mayoría, están haciendo no más de una comida al día, que la sardina medio salva la situación, que los alumnos de nuestras escuelas se están desmayando en los salones de clases por hambre y que este desgobierno regional no hace nada por acabar con esta biafra situación. En conclusión, estamos en presencia de una involución socio-económica, o como lo contempla el decir popular: vamos pa' tras como el cangrejo.

Finalmente, nos comentaba El Toro, si alguien aun duda de esta cruda realidad, les cuento que este fin de semana sorprendimos a dos niños y un adulto rompiendo los sacos de desperdicios de una pollera y al comunicárselo al dueño del negocio, este nos comentó que estaban buscando los cueros de los pollos y las gallinas para cocinarlos, comerse los chicharrones y extraer la manteca para freír otros alimentos, ante la escasez de aceite comestible.

Ante esta situación planteada, solo nos queda comunicarla y dejar que los hechos desnuden la realidad. ¡Tilín- tilín, que el pueblo tiene hambre! Por ahora esta bueno, hasta el próximo Zaperoco.