15 Sep, 2017 | Freddy Bernal, con discutible prontuario como jefe que fue de "los pantaneros" de la extinta Policía Metropolitana, acaba de descubrir que las conejas paren a cada rato por lo que usted, amigo, que no encuentra qué comer, pídale al gobierno un crédito y monte su conejera en el balcón de su apartamento seguro que a los pocos meses tendrá cien o más animalitos que bien alimentados, significan dos kilos de carne promedio.

Podrá, si quiere, hartarse, comiéndoselos a lo salmorejo o venderlo a sus vecinos. Un negocio redondo y fácil. O si lo prefiere, críe cabras que, también según del que se dice fue coordinador de escoltas de la presidenta Violeta Chamorro en Costa Rica y quien presuntamente administró los 200 millones de bolívares que Carlos Andrés Pérez destinó para pagar la seguridad de la exmandataria, por lo que se le juzgó, condenó y removió del cargo, igualmente resulta un modo de garantizarse comida y plata de manera rápida.

Maduro se mostró ampliamente satisfecho con la solución planteada a la cada vez más escabrosa, peligrosa y amenazante hambruna, que todos están sintiendo menos el liderazgo rojo y los que viven en la suite japonesa de Miraflores. Ellos no tienen problema.

En palacio siempre se ha comido muy bien. Solo que el ahora ministro, inventor de los CLAP, tiene un problema grave qué resolver. Cómo evitar que los conejitos no se conviertan en mascotas sino en delicioso platillo, y que los miles y miles de niños que tanto quieren a los conejitos no se consuman en llanto.

Bernal, que es muy audaz, recomendará prohibir la lloradera so pena de mandar presos a los padres que no logren acallarla. El "plan conejo" se unirá, definitivamente, al de los huertos que, en cualquier recipiente, sustituyeron a las flores en los balcones y frentes de apartamentos y casas en todo el país, que están produciendo cientos de miles de toneladas de hortalizas que inundan el mercado e incluso estamos exportando. Que están venciendo la guerra económica. Bueno, uno también de vez en cuando puede meter cobas, ¿verdad?