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Elecciones regionales: Pronósticos
Para el polo en el poder y los enchufados, “la nueva clase”, el peligro no es entonces que la gente salga a votar a favor de uno u otro candidato, sino que vaya a votar contra el gobierno. Es el fenómeno que se conoce como el “voto castigo”.
WALTER CASTRO SALERNO | walterjosecastro@yahoo.es

7 Oct, 2017 | Persisten absurda y obstinadamente los dos principales factores políticos en pugna hoy en el país, los mismos que han llevado la polarización a grados extremos de crispación, en desdeñar y apartar la gravísima crisis económica como el tema álgido, central y perentorio en la agenda de prioridades del Estado venezolano. Tanto la “nueva clase”, en un polo, que lucha con desespero y artimañas para permanecer en el poder y continuar su ineficiente, nepótica y corrupta gestión, como sus opositores, en el otro polo, náufragos rescatados del ayer político justamente por la increíble torpeza, sectarismo e ineptitud de aquélla, se empeñan en ocultar la crisis que golpea salvajemente a la gran mayoría de los venezolanos. La hiperinflación que asola y devora el ingreso de los sectores populares, y lo que queda de clase media, la carencia de medicamentos y estado caótico de hospitales y centros de salud, la parálisis y ruina del aparato productivo, la deplorable situación de escuelas, liceos, centros educativos, y la permanente agresión, día y noche de la delincuencia a las familias en todo el país, tienen un origen preciso, un signo común y un solo factor: la crisis económica.

Quizá ojos mucho más penetrantes, o mentes privilegiadas por el don de una especial claridad, difieran de esta apreciación. Posiblemente señalen el deterioro moral, la caída de los valores éticos del venezolano, agudizada en los últimos tiempos, como la causal primera de todos nuestros males. El resorte que disparó la crisis venezolana. Otros, orientados en el culto de la historia, irán a revolver y escarbar en el sistema de los antiguos partidos, hoy por lo visto resucitados de la Cuarta República y el advenimiento del nuevo régimen de la Quinta, como el móvil determinante de todo lo ocurrido. Tanto para bien. Como para mal.

Sin embargo, para el pobre venezolano de hoy, ese venezolano de siempre, sufrido, esperanzado, alegre pese a todo, guerrero y bregador, pero hoy harto, hasta los huesos y la coronilla, todo estriba, gira y se limita en cómo, dónde, cuándo y a qué precio va a conseguir los alimentos. Que el gobierno va a conservar ocho, diez, quince, o veintidós gobernaciones el próximo domingo, o que los candidatos de la MUD salgan triunfantes en la gran mayoría de ellas, carece de importancia. Tal como ocurrió con el esperpento-bumerán de la constituyente. Quien lo dude que vaya y vea la evolución de los precios desde su instalación. Tan es así que ya el gobierno anuncia que ha lanzado un satélite al espacio a fin de encontrar los alimentos básicos.

Para el polo en el poder y los enchufados, “la nueva clase”, el peligro no es entonces que la gente salga a votar a favor de uno u otro candidato, sino que vaya a votar contra el gobierno. Es el fenómeno que se conoce como el “voto castigo”. Para el polo de la oposición se trata de vencer la apatía e indiferencia del elector. Es el fenómeno que se conoce como el de la “abstención”. Un pronóstico más o menos fiable sería aquél que apuntara hacia los porcentajes aproximados de la participación electoral. Si ésta es fuerte o medianamente elevada, pongamos un 65 o incluso un 60%, el “voto castigo” debería ser en consecuencia alto y muchas gobernaciones quedarán en manos de la oposición. Al contrario, si la participación electoral es débil, pongamos un 30, o un 35% la “abstención” provocará que un gran número de gobernaciones quede en manos del gobierno. Sea cual fuere el resultado, pase lo que pase, nuestros pronósticos son reservados.




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