17 Nov, 2017 | Los expertos en leyes, porque las han redactado, interpretado y aplicado en tiempos de democracia, coincidieron en advertir que el proyecto vendría a remover viejos odios, que estaban ya olvidados. Previeron que abriría tortuosa senda al enfrentamiento puesto que su objetivo estriba en criminalizar la protesta, acallando entre otras libertades y derechos la de prensa y pensamiento. Es decir, llegó para aplicar abiertamente la censura, mordaza, represión.

Sostuvieron, dando razones para fundamentar sus apreciaciones, que la finalidad última de la Ley Venganza, así ya la bautizó el pueblo, es eliminar cualquier clase de crítica al desgobierno. Perverso modo, no hay duda, que le permitirá, sin limitaciones, seguir avanzando como elefante en cristalería. Así blindado, terminará de sustituir lo establecido en función de una ideología rechazada en el mundo entero. Es decir, trastocar los postulados democráticos por los del comunismo que, nada positivos, salvo en lo utópico, nunca fueron aplicados para favorecer a los pueblos y sí someterlos. Nadie puede negarlo, porque el daño hecho a millones de personas está muy bien registrado por la historia.

Con este nuevo instrumento, que exhiben con desparpajo, juran querer la paz y la convivencia, la tolerancia finalmente. Pero sus impulsores no pierden ocasión de insultar, ofender, amenazar, y en su lenguaje, ofensivo siempre, demagogo y populista, lo bélico ocupa un primer lugar y, a la hora de convocar el diálogo, no esconden sus perversas intenciones de dominio en todo y para todo.

Veremos si la Ley Venganza se le aplicará, por ejemplo, al presidente que no pierde oportunidad para el enfrentamiento. A Diosdado que reparte mazazos sólo hacia la derecha, porque su izquierda es intocable. A Mario Silva que con su hojilla corta apenas a los contrarios a su atemorizante pensamiento. Sin olvidar a los de Zurda Conducta.

Si de verdad hubiesen querido que por la vía de una ley quedase asegurada la permanencia de la paz y el entendimiento entre los venezolanos, con articulado tan draconiano lo que abrieron fue un gran boquete para el enfrentamiento, el reconcomio y el peligroso pase de facturas.