19 Jun, 2018 | Tal como señala Sánchez (2005:55) 1 "En general, la historia es la tarea del historiador, su finalidad primordial consiste en determinar qué fue lo que sucedió realmente", de allí que la búsqueda y estudio de los hechos que estructuran el devenir, son sometidos a la crítica histórica, en un proceso que desarrolla la búsqueda cierta de los elementos que describen el proceso histórico objetivo, y así se conduzca de esta manera a establecer a ciencia cierta la manera explicativa en que se desarrollaron los procesos que definieron ese hecho histórico, para lograr la verdadera explicación de los fenómenos que dieron consecuencialidad verdadera a los hechos. Toda una tarea estructurada que conduzca a dejar de lado lo meramente especulativo, y dar paso a lo que es el verdadero enfoque científico del hecho estudiado, para hacer emerger la verdad histórica dejando de lado lo incierto y no verdadero.

No son raros los casos en que algunas conceptualizaciones, en un espacio tanto de tiempo como geográfico, explican ciertos hechos que a la final, no poseen ningún asidero cierto, sino aquel que le ha aportado la tradición y el tiempo. Pero, en ese se sentido, muchas veces nos encontramos con pruebas que rebaten esa u otras explicaciones que difieren de esa realidad, aportando pruebas cuyo análisis hacen emerger definiciones y señalamientos históricos, que realmente corroboran o desmienten esos hechos.

No obstante a ello, también hay que aclarar que muchos relatos, presentes en las poblaciones, son portadores de datos importantes, y que aunque se han confundido con la leyenda, tienen una base histórica cierta, pues describen un hecho del devenir humano en los pueblos y esto, aunque se ha perdido, permanece en el tiempo conteniendo ciertos rasgos significativos por tener una base real, sobreviviendo al pasar de generación en generación a través del relato oral y muchas veces como referencia en el relato de forma escrita pero aun guardando su carácter legendario. Esta oralidad ha sido tratada, por la visión de los estudiosos de muchas disciplinas, entre ellas la histórica, por métodos como el etnográfico, y han dado como resultado la ubicación de un hecho cierto. Tal es el caso, por ejemplo, de Micenas y Troya, aquellas ciudades de los poemas homéricos, los que estudiados a profundidad, permitieron ubicar estos espacios geográficos y en ellos los hechos significativos que dibujaron una historia real, tal como lo hizo Heinrich Schliemann al apuntar hacia allá su estudio histórico y lograr su ubicación arqueológica. En general, estos problemas se plantean contra un fondo de conocimiento científico, y que aunque presuponen que ellos comportan un conjunto de mitos, leyendas o de tradiciones, contienen parte de una realidad que le brinda la oportunidad de establecer un hecho histórico cierto o una mala interpretación del mismo. Estos elementos teóricos, que se aceptan y se relacionan con la crítica histórica, permiten aproximarse no solo al proceso hermenéutico, de textos o documentos, apunta también al estudio y el discernimiento de datos orales presentes en el relato, y así persiguiendo la definición o explicación de un hecho relacionado con un lugar, un proceso y hasta con el nombre de un sitio determinado. Todo ello ante la necesidad de establecer esa finalidad primordial, consistente en determinar qué fue lo que sucedió realmente en el hecho histórico.

1 Sánchez, Luis, La Historia como Ciencia. Revista Latinoamericana de Estudios Educativos (Colombia), vol. 1, núm. 1, julio-diciembre, 2005, pp. 54-82, Universidad de Caldas, Manizales, Colombia.