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8 de mayo de 2024





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¡Es viernes!
Es un día activo. Estudiantes, empleados y obreros salen a cumplir sus respectivas actividades y, muestran sus rostros risueños ante el preámbulo de fin de semana.
Tarcisio Rodríguez│ tarcisior_rodriguez@hotmail.com

26 Abr, 2019 | Es viernes. ¡Llegó otra vez! Los días pasan rápidos, tan rápidos que casi ni nos damos cuenta; y nuestra existencia se va acortando inexorablemente.
Es un día activo. Estudiantes, empleados y obreros salen a cumplir sus respectivas actividades y, muestran sus rostros risueños ante el preámbulo de fin de semana.

Los estudiantes, al finalizar sus actividades académicas, dejan a un lado sus implementos educativos y, buscan esparcimiento para drenar la dedicación exclusiva en ese mundo mágico de los saberes. Divertirse es la opción.

Los empleados, se adelantan al horario de salida, llevando sus loncheras, ya vacías, al hombro; y apuran sus pasos para comprar algo que llevar a sus hogares.
Los obreros, luego de un arduo trabajo, muestran las huellas lacerantes del sol en sus rostros, cargando sus bolsos a sus espaldas, con los aperos del oficio y, llegan en cambote a los expendios de licores, para saciar la sed del día, en el tumulto de las calles. La música es un eco de voces dispersas, que se las traga el viento. El encuentro se hace un bonche.

Las vías son un bullicio. Unos van y otros vienen. A veces no se sabe quiénes van ni quiénes vienen. La gente, aglomerada en bodegas, abastos y centros comerciales, buscan comida, desesperadamente, ante la escasez. Una anciana, arrastrando sus miserias en su andar, se ubica en una esquina y, pide dinero para comprar un pan y mitigar el hambre. La necesidad se hace espectáculo.

Los buhoneros, ansiosos por expender sus mercancías, gritan a viva voz la calidad y precio de sus productos. Los transeúntes hacen malabarismos para poder transitar por las aceras y, buscan salidas desesperadas ante tanto caos. Un borracho cruza la calle, en zigzag, vociferando una sarta de palabras obscenas, y se pierde en la multitud. La anarquía se hace un circo.

El tránsito automotor se congestiona y, los conductores gritan palabras procaces al aire y, el ruido estridente de las cornetas agita sobremanera la audición. La algarabía se vuelve un show.

Así es el viernes. Activo. Desenfrenado. Tumultuoso. Alegre. Festivo. Da vida al alma y descanso al cuerpo. Incentiva al amor y exalta las circunstancias que se viven.


¡Es viernes! ¡Llegó otra vez!




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