11 Mar, 2021 | La oposición pasa por uno de sus peores momentos. Resalta la falta de unidad, coherencia y una ruta clara y viable para el cambio posible y necesario. Todos los sondeos de opinión indican que el régimen de Maduro carece de respaldo, por lo que no pasa de 15%. La oposición al régimen es más de 80 %, pero anda dividida en varias opciones sin alcanzar la mínima unidad para articular una línea común. Mientras ello ocurre, continua la migración de nuestra gente y los aquí quedamos seguimos padeciendo los efectos salvajes de la crisis económica y social.

La comunidad democrática internacional ha desconocido las farsas electorales de mayo de 2018 y de diciembre de 2020 y prosiguen las sanciones a los funcionarios del régimen por socavar la democracia en Venezuela. La presión internacional es necesaria, pero no es suficiente. Es fundamental que en el país se produzcan las premisas que permitan que haya una negociación para encontrar el camino de la recuperación democrática.

La unidad de los sectores del cambio es una pieza insustituible para emprender esa ruta. Sin unidad no habrá victoria.

Un régimen antidemocrático que juega a la manipulación tratará de aprovechar las ventajas del poder y la debilidad de la oposición acentuando y azuzando la división en sus filas.

Hay que rechazar por tendenciosa y farsante la posición que señala que hay una parte de la oposición que adversa el voto como instrumento de cambio político. Eso no es verdad y quien lo diga o escriba le está haciendo el juego al régimen.

Ahora se plantea un nuevo proceso electoral para gobernadores y alcaldes. Algunos sectores afirman que los espacios no deben cederse y que hay que participar en esos comicios. Otros sectores argumentan que las elecciones deben ser limpias, democráticas y transparentes.

Participar en las actuales condiciones, con las tarjetas y símbolos de varios partidos secuestrados, directivas que no responden a la línea oficial de esas organizaciones, inhabilitaciones impuestas por un organismo contralor ilegitimo, persecuciones, detenciones arbitrarias y exilio de dirigentes opositores, manipulación del Registro Electoral Permanente y con un Consejo Nacional Electoral impuesto por el régimen no parece útil ni conveniente a la oposición. Seguir insistiendo en la consigna “si votamos, ganamos”, es desconocer las características del régimen y desde luego, si encima de ello, se participa en ese proceso con varios candidatos, el resultado será absolutamente decepcionante.

Nueva Esparta, según los datos que manejamos, es uno de los estados del país donde la pugna preelectoral ha comenzado con inusitado ímpetu. Observar la situación sin tomar partido por ninguna de las opciones de la oposición que están en la calle nos hace ver el panorama sin apasionamiento ni estridencia alguna.

Creo que lo primero que tenemos que definir es una política unitaria que signifique un compromiso ético frente a la actual situación y luego abordar las condiciones de participación en el proceso comicial. De aprobarse ir a este proceso, alcanzar un acuerdo unitario es tarea de primer orden, porque creer que con dos o tres candidatos de la oposición, se van a alcanzar una victoria, es una verdadera utopía. Así lo creo y así lo escribo.

Un minuto con la transparencia: “El peor enemigo de un gobierno corrupto es un pueblo culto.”