26 Jun, 2015 | En anteriores oportunidades he dicho, y lo sostengo, que el problema más grave que actualmente presenta la educación en Venezuela, es el grado de improvisación con que se han manejado quienes tienen la responsabilidad de “gerenciar” en ese sentido. Pudiera hacer una lista de tales improvisaciones, pero desaprovecharía el espacio; sin embargo cabe mencionar el intento que recientemente hiciera el Ministerio de Educación para imponer el cacareado Reglamento para el Ingreso y Ascenso en la Carrera Docente; el cual, luego de ser “promocionado” por los “mandaderos educativos” en cada una de las regiones del país, tuvieron que recoger por las constantes críticas hechas por quienes realmente conocen de Educación, entre quienes destacan los Educadores y la Dirigencia Sindical del Magisterio. Actualmente ese “Reglamento” está en revisión por parte de expertos del Ministerio y de las Federaciones nacionales, para que realmente sea un instrumento apegado a la Ley, y que respete la majestuosidad de la Carrera Docente.

Obviamente el ministro de Educación, ese que en algún momento dijo que no había que sacar a la gente de la pobreza porque luego se convertía en “escuálido”, se dio cuenta de que la fuerza magisterial es difícil de doblegar; y se dio cuenta, además, de que esa fuerza tiene un bastión muy importante y valiente, que es la dirigencia sindical. Entonces enfiló baterías contra éstos, y lo hizo de manera solapada: proponiendo un “contrato unitario” para el sector educativo, que englobe a obreros, empleados y docentes; so pretexto de que todos formamos parte de un mismo Sistema, y que todos estamos involucrados en el Proceso Educativo. Obviamente, lo que persigue el Ministro es restar fuerzas a las organizaciones sindicales y enredar las futuras Contrataciones Colectivas, por cuanto los trámites para nuevas discusiones serían más difíciles debido al volumen de trabajadores afectados, sin contar los “compromisos políticos” que tendrán algunos “dirigentes” convictos y confesos del “régimen”. Esta otra “improvisación malintencionada” hizo que al Ministro se le pasara un detalle importante, y es que cada uno de esos sectores tiene responsabilidades y objetivos disímiles, y a la fecha cada uno de ellos han venido celebrando Convenciones distintas, en las que han logrado beneficios contractuales de acuerdo con sus necesidades laborales. El Ministro no ha dicho nada respecto a los beneficios laborales de cada uno de esos sectores. Por ejemplo, los Educadores estadales neoespartanos tienen una base de cálculo para algunos rubros distinta a la de los docentes nacionales y, obviamente a la de los obreros y empleados. ¿Perderán esos docentes ese beneficio o la ganarán los demás sectores? Lo lamentable es que acá vemos a seudodirigentes aplaudir tales imposiciones, y se prestan a obligar a los docentes para que les firmen planillas que avalen tal aberración. Estos “ignaros educativos”, hoy arrodillados a un patrono regional sumiso, terminarán como Chacumbele en algún rincón, sin poder ver a los ojos a los compañeros que hoy ofenden y humillan.