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Ángel Hurtado: cronista visual del arte y creador de paisajes oníricos
El maestro del llamado abstraccionismo lírico o a mano alzada, como a él le gusta llamarlo, sigue forjando artesanías visuales. un documental permite sopesar su legado. (+Fotos)
César Noriega Ramos | @cesarvnoriega

Foto: DANIEL RAMÍREZ

A partir de la década del 70, Hurtado empieza a pintar más tepuyes en sus cuadros, lo que representó una transición desde la etapa sideral y más abstracto de las décadas previas. / Foto: DANIEL RAMÍREZ

23 Oct, 2015 | Más que un pintor, a Ángel Hurtado le parece que la definición que mejor le encaja es la de artesano visual, porque engloba sus constantes idas y venidas entre la fotografía, el cine, el documental y el retorno a la pintura.

"Las luces en mis pinturas son muy cinematográficas y es porque cuando no puedo pintar, estoy fotografiando y viceversa. La pintura ha influido en mis enfoques como fotógrafo y mis fotografías también se reflejan en mis cuadros", dice Hurtado en un fragmento del documental "Ángel Hurtado, artesano visual" (2013, dirigido por Isaac Bencid).

Tras la proyección del documental, Hurtado (Premio Nacional de Pintura de 1961) compartió con una audiencia compuesta en su mayoría por estudiantes de Diseño Gráfico de la Universidad de Margarita, encuentro celebrado este miércoles.

"Siempre cuando viene la inspiración, me encuentra trabajando. El arte se hace con un 90% de trabajo y un 10% de inspiración", así respondía Hurtado a una pregunta sobre si adeuda a las musas su producción.

El viaje de Hurtado en las artes plásticas comenzó desde el taller de pintura que tenía en el hogar familiar en El Tocuyo. Hoy a sus 88 años, de los cuales los últimos 20 años los ha vivido en Margarita, continúa pintando, fotografiando y produciendo dos documentales.

"Regresé a Venezuela, 36 años después de haber vivido en el exterior. Ni siquiera pasé por Caracas cuando volví. Me vine directo a Margarita, ya estaba cansado de los edificios y de lo que llamamos civilización. Yo no soy un citadino, me gusta más la naturaleza y Margarita me permitía una conexión más directa con la naturaleza", respondió Hurtado a otra de las preguntas.

El cuadro "Espacio sideral" le valió a Hurtado el Premio Nacional de Pintura. La pieza inspiró a que la crítica clasificara como sideral esta etapa de su vida artística.

A partir de los 70, Hurtado comenta que regresó a la tierra, que aparece simbolizada en sus cuadros por los tepuyes de la Gran Sabana. Gradualmente sus paisajes abstractos fueron haciéndose más figurativos, pero siempre manteniendo su foco subjetivo.

"La NASA me hizo una competencia desleal, porque empezó a sacar fotografías tomadas por satélites que eran muy similares a mis cuadros, que los hice mucho antes de la fotografía aeroespacial y eran puramente imaginativo. No quería que empezaran a decir que me estaba copiando de fotos de la NASA".

La permanencia del estilo personal en las diferentes etapas de su evolución plástica es uno de los atributos de la obra de Hurtado, comentado entre otros por la promotora cultural Sofía Imber, entrevistada en el referido documental.

Documentalista

El cineasta Luis Armando Roche, comentarista en el documental, señaló que Hurtado "pone el ojo en la realidad de otros, por eso es fundamentalmente un documentalista".

Los documentales de Hurtado sobre los maestros venezolanos del arte cinético de Jesús Soto (Vibrations, 1959) y Carlos Cruz-Diez (Fisiocromías, 1960) contribuyeron a dar a conocer el trabajo de estos artistas, antes de que empezaran a ser reconocidos.

Como director del Museo de Arte Contemporáneo de Latinoamérica, una institución adscrita a la Organización de Estados Americanos con sede en Washington, Hurtado se embarcó en un proyecto de realizar documentales sobre los principales artistas plásticos latinoamericanos, dejando una colección de 40 documentales, cuya calidad le ha merecido galardones en festivales internacionales.

Hurtado también tiene en su haber la realización de los largometrajes: "El cuarto de al lado" (1958) y "La metamorfosis" (1962), basado en el cuento homónimo de Kafka. En el documental, se revela que el padre del artista operaba una sala de cine en El Tocuyo, en donde aprendió las técnicas de proyección cinematográfica.

En el encuentro con los estudiantes, Hurtado comentó jocosamente que se siente feliz de haber logrado tener un taller frente al mar en sus primeros 80 años de vida. A su edad no está alejado de las tecnologías del presente: utiliza Photoshop para retocar bocetos en pequeño formato que emplea como guía cuando se embarca en un cuadro.

Deja un último consejo a los jóvenes: "Uno tiene que vivir en su tiempo, no es trabajar con lo que está de moda, sino con lo que es actual".

Visita al taller

Ángel Hurtado trabaja en varios proyectos a la vez en su taller. Por un lado están las serigrafías, que son copias impresas de sus cuadros que luego son intervenidas para asimilarlas aún más a las texturas y colores de los originales. También están los divertimentos, especies de ensayos lúdicos, por ejemplo: collage de fragmentos de obras de otros pintores o "La Gioconda transparente", versión del más famoso cuadro de Da Vinci, una Monalisa traslúcida hace discernible el paisaje a sus espaldas.




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