29 Jun, 2022 | Si bien la historia humana ha estado repleta de momentos difíciles para la especie, lo que nos ha tocado en estos últimos años no ha sido cosa fácil. Hablamos de múltiples problemáticas que acontecen paralelamente: conflictos bélicos entre distintas potencias, catástrofes naturales, devaluación de las monedas a nivel global, quiebre de cientos de mercados, desempleo… si a todo esto le sumamos los procesos migratorios que han asumido tantos ciudadanos del mundo en busca de una mejor calidad de vida y la actual crisis que trajo consigo la pandemia, la cosa no pinta nada bien.

/ Foto: Cortesía Guadalupe Rey

No obstante, entre tanto panorama oscuro y como un bastión capaz de resistir los más cruentos embates, la fuerza primordial que nos sustenta persiste en manifestarse de una u otra manera para rezar entre escombros: aún hay esperanza. Y sí, hablo, en su más puro sentido, del amor. Y es que no importa qué tan desastroso se dibuje todo, en algún momento pasará el aguacero, tal y como lo dijo el gran Can: “Alguien decía que no siempre lloverá, en cambio siempre, mañana será otro día”.

Hoy, cuando el mundo vive quizá uno de sus peores capítulos, quiero compartir un ápice de esa fuerza renovadora que nos permite continuar. En esta oportunidad les traigo las letras de una amiga escritora a su amado esposo —mi también querido amigo— por su cumpleaños, por su vida, por su resistencia ante las vicisitudes, por estar. Desde aquí de la Argentina, felicidades, hermano, y que siempre siga ardiendo entre ustedes esa llama primigenia necesaria.

“De Wada para Dheymer”

El día que te acepté como esposo me prometí elegirte cada día de mi vida, nunca pensé que harías tan fácil esa tarea. Te miro preparar el desayuno, cepillarte los dientes o perderte en tus pensamientos y no puedo creer la suerte que tengo. Durante 14 años me esperaste, me obligaste a aceptarte como mejor amigo, me demostraste que no te irías nunca de mi lado.

Este domingo 26 de junio cumpliste 42 años. Te vi sonreír, sentirte amado y honrado por nuestros amigos, esa familia que armamos aquí en el exilio. Mi corazón se llenó con tu sonrisa, cómo se llena cada día que paso a tu lado.

Intento encontrar las palabras para explicarte lo mucho que te amo, que después de seis años de matrimonio estoy más enamorada que al principio, pero se me escapan. Los dos sabemos lo difícil que es dejarme sin palabras, así que puedes ir sacando cuentas.

Dheymer, quiero decirte que eres el esposo con el que soñaba de niña y el que merezco como mujer adulta. Eres la respuesta a miles de plegarias, mías y de mis padres. Gracias por darme tanto, por estar en esos años tan oscuros llevando la vela que me sostenía.

Tengo la certeza de que nos quedan muchísimos años juntos, tendremos nuestros bajos y nuestros altos. La verdad es que contigo los bajos nunca son tan bajos, simplemente nos enseñan lo fuerte que somos juntos.

Meme, mi oso, cierro esta corta declaración de amor recordándote una vez más que no importa lo viejo que seas, te amo y esto es por siempre y para siempre.

Tu esposa,

Wada.