11 Abr, 2024 | Un vacío en el estómago, corazón acelerado, presión en el pecho y la mente dominada por pensamientos recurrentes y con sentido catastrófico. Estos síntomas, más comunes de lo que quisiéramos, describen la ansiedad.
La mente de la persona con ansiedad se preocupa en exceso por lo que pueda ocurrir en el futuro, se mantiene reviviendo una y otra vez situaciones del pasado, se angustia por todo, especialmente por aquello que no puede controlar e, incluso, se siente culpable por lo que dejó de pasar o sucede a su alrededor.
Es importante que tengas claro que este estado emocional complejo por si no es negativo, ya que tiene la función biológica de garantizar la supervivencia al colocar nuestro organismo en “modo alerta” de forma que pueda reaccionar, huir o luchar ante una situación de peligro o necesidad. Es lo mismo para nuestro cerebro el deber tener listo para el día siguiente un proyecto laboral que para el cazador no se le escape la presa, así como el huir o luchar contra un depredador que entra a la madriguera que perder una vivienda en las manos del Banco por una hipoteca.
Lo negativo o peligroso de la ansiedad se constituye cuando se presenta por situaciones que en la práctica no son realmente peligrosas, sus consecuencias no tienen la magnitud catastrófica que le atribuimos o se queda instalada en nosotros de forma permanente.
Para conocer la ansiedad es importante tener claro que en ella vamos a encontrar la combinación de tres emociones universales como son el miedo, la ira y la sorpresa y se presenta en un contexto caracterizado por estar atravesando situaciones en las que se siente que no se tiene el control, existe ira, temor o incertidumbre por lo que trae el futuro, se espera por el resultado de un evento o situación específica o de la que no se posee suficiente información.
Aprender a gestionar la ansiedad pasa por dejar de pelear contra ella y aceptar su existencia como parte de tu biología, entendiendo que te está invitando a conocerte y acoger tus propios ritmos.
Reconoce, identifica y racionaliza las situaciones en las que aparece y haz el ejercicio imaginando ¿Qué pasaría y harías si esa situación que te “estresa” llegase a ocurrir? Seguramente te darás cuenta que los resultados no serán tan catastróficos como te lo hace imaginar ese estado de ansiedad y que seguramente tendrás a mano una solución o alternativa. Que podrás reinventarte de ser necesario y comprenderás que finalmente todo estará bien, que la vida seguirá su curso.
Fortalece la perspectiva en la que priorizas tu salud física y mental, ¡suelta!, sobre todo aquello de lo que no tienes control. Nada de lo material realmente nos pertenece, perdónate si sientes que tienes que hacerlo y practica la compasión. El mensaje que te dejo es: La ansiedad es solo parte de nuestra vida, no tiene por qué determinarla.
Si tienes interés en algún tema específico para ser abordado en esta sección puedes escribirme a mis redes sociales @bio_rafael06 o al correo rafael.biomagnetismo@gmail.com y con gusto los iremos tratando.
Este artículo tiene fines informativos. No debe ser considerado como forma de diagnóstico, prescripción o tratamiento médico. Si es de su interés el tema aquí tratado debe antes consultar con el personal calificado.