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¿Cuál es la salida cobarde a los problemas de la paz? Pipo alzó la cabeza y movió la cola a modo de lamento y manifestó: "Mentiras blancas, Juancho. Siempre son mentiras blancas las que nos quitan la esperanza de ver mojado el conuco". Emigdio Malaver G. / emalaverg@gmail.com/ @Malavermillo
25 Oct, 2025 | El sol resplandecía sobre el conuco de Juancho Marcano, quien limpiaba el pedazo de tierra que obstinadamente se negaba a rendir cosechas sin la bendición de la lluvia. A su lado, bajo la generosa sombra de la mata de mango, Pipo respiraba con el aliento corto de quien carga con el peso de los pronósticos fallidos. —Esto es inaudito, Pipo —exclamó Juancho, dejando a un lado el azadón. Se acercó a la sombra y se dejó caer en el banco de madera. "Nos prometieron ondas tropicales para el fin de semana. El Instituto de Meteorología anunció un "tren de humedad" que nos barrería. ¿Y qué nos llegó? ¡Unas cuatro garúas qué no mojaron el suelo". Pipo alzó la cabeza y movió la cola a modo de lamento y manifestó: "Mentiras blancas, Juancho. Siempre son mentiras blancas las que nos quitan la esperanza de ver mojado el conuco". —No son blancas, Pipo. Son mentiras color marrón, del color de esta tierra reseca. . El clima, Pipo, al parecer, se ha vuelto un asunto de conflicto y decepción, dijo el periodista. Pipo se estiró perezosamente y apoyando la barbilla en sus patas, exclamó: "Y hablando de conflictos, Juancho, oí en la emisora comunitaria que hablaban de cañones en el desierto, de la tierra que tiembla y del ganado que corre a ciegas. Los humanos y su empeño en destruir". Juancho asintió, su rostro se ensombreció y señaló: "Es lo más desolador. El hombre se empeña en desatar la furia en la tierra, en el aire y en el mar. Las guerras no solo pulverizan ciudades y a la gente, Pipo. Mira los animales: quedan sin hogar, sin dueños, asustados por el estampido de la metralla. Las plantas: hectáreas enteras de vida verde convertidas en campos de ceniza. El aire se envenena, el agua se ensucia. El desastre de la guerra es total, una negación absoluta de la vida". Pipo se incorporó y lamió la mano de Juancho, como para consolar el pensamiento y manifestó: "No es lógico. ¿Por qué eligen el estruendo si pueden tener el canto del turpial? Juancho sonrió con una amargura antigua. Cruzó los brazos y miró al cielo azul que ya no le prometía nada. Respiró hondo y luego le indicó al perro: —Ahí es donde entra el pensamiento, mi querido Pipo. Es una de esas verdades incómodas que la gente prefiere ignorar. Escucha bien: "La guerra es la salida cobarde a los problemas de la paz". Lo dijo Thomas Mann, el gran escritor alemán. Pipo escuchó y dijo: "Entonces, Juancho, en lugar de arreglar la gotera, deciden incendiar la casa. ¡Qué gran cobardía!". —Exacto, Pipo. Y es una cobardía que le cuesta la vida a todo lo que toca. Ahora vamos a regar estas plántulas con el agua que trajimos en este envase. Es poco, pero es lo que tenemos. La paz, Pipo, también se cultiva a diario, gota a gota.
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