El cerro Guayamurí corona el paisaje de la playa de Puerto Fermín. / Foto: JOSUÉ STEIN

9 Feb, 2014 | A Helmógenes Beltrán Cortesía le dicen "Monguito" o "Mongo". Lleva un sombrero de paja y se sienta en la entrada del Mercado del Pescado de El Tirano. Allí la gente lo saluda "¡aaa Monguitoo!".

"Donde está la iglesia, nací yo hace 84 años". Como muchos en El Tirano, Helmógenes comenzó a aprender el oficio de pescar cuando tenía seis. Hace dos años dejó la faena. Sus hijos han quedado a cargo.

A Cortesía le gusta El Tirano. "Todavía se puede vivir aquí, aunque las cosas han cambiado. Antes podías quedarte durmiendo en la puerta de tu casa y seguro a usted nada le pasaba. Además, éramos paño e'lágrimas de todo el que vivía en el pueblo. Si uno tenía una flor la compartía".

A pesar de la diferencia que ha marcado el correr de los años, muchos como Cortesía piensan que todavía hay "gente buena" en el pueblo. Mirna Villalba llegó hace 20 años a Puerto Fermín y hace unos siete vende empanadas cerca de la playa.

"¿Qué me gusta de vivir aquí? Que uno puede estar tranquilo", dice mientras cocina.
Muy cerca, en la playa, caminan unos turistas con los zapatos en las manos. Van dejando a sus espaldas el verdor del Guayamurí. En la calle pasan hombres montados en bicicletas.

Y se ven a algunos pescadores tejiendo la nasa, una especie de red artesanal para la pesca.

Resulta paradójico que un lugar con tantas bondades lo llamen El Tirano, aunque su verdadero nombre es Puerto Fermín. La historia reseña que por esa bahía de azules incipientes desembarcó Lope de Aguirre, a quien llamaban el Tirano Aguirre, para invadir Margarita en 1561.

Hombre de herencia

Son las once de la mañana y Eduardo Moya está jugando cartas en la puerta de su casa con unos familiares y amigos. Tiene 75, y el año pasado dejó de faenar en el mar. Le dicen "Tiranito" porque por generaciones su familia ha vivido en El Tirano y por ser un maestro en el arte de la pesca a cordel.

Tiranito Moya ha enseñado a sus nietos el oficio. No pocos, porque tiene más de 50. Lo asegura uno de sus nietos que juega con él. "Él ahora es el rey de la casa. Es el que manda. Todos hemos aprendido con él", dice.

Si le pregunta a "Tiranito" qué es lo que más le gusta de su pueblo natal, le dirá "las mujeres". Aunque uno pueda pensar otra cosa viéndolo alegre con su tabaco entre palmeras, arena y azules.