Alí Ibrahím, comerciante de Juan Griego. / Foto: OSKARINA ASTUDILLO

11 Ene, 2015 | Desde el año 1976 Ibrahím visitaba con frecuencia la isla de Margarita, porque allí residía su tío Mohamed Hussein. Para la fecha trabajaba en el ramo de mueblerías en Caracas, hasta que decidió dos años después invertir en Nueva Esparta, una zona que desde el primer instante lo deslumbró.

Quizás ahora sabe el porqué de esa empatía o enamoramiento, y es que los paisajes marinos no le eran ajenos. De alguna manera lo remontaban a su pueblo natal: Tartús o Tartous, en la costa norte de Siria.

Según las referencias geográficas es una ciudad costera siria de importancia, porque allí se localiza el segundo puerto del país, después de Latakia. "Es la cabecera de la gobernación del mismo nombre. La ciudad está situada a 160 km al noroeste de la capital, Damasco y a 30 km al norte de la frontera con el Líbano. Los sirios la consideran como una estación balnearia. La hermosa catedral románica cuenta con un museo donde se exponen objetos encontrados en la región".

Aquellos tiempos

Sentarse a hablar del camino transitado, también le da licencia para remontarse a su juventud y a la ruta trazada entonces.

Cuando salió de Siria, a los 17 años, más bien "aventuró" tomando camino primero hacia Río Janeiro, Brasil, en donde permaneció durante año y medio. Por referencias del mismo tío Mohamed posó sus ojos en Venezuela. Primero en Caracas y luego en Margarita, donde se radicó en 1978.

Alí Ibrahím es de baja estatura, pero se confiesa de gran corazón. Entre sus características se ve visionario, sin temer a la inversión en la Isla, sobre todo con la vista en Juan Griego, centro de sus negocios.

Asegura que todo lo ha invertido en la Isla. / Foto: OSKARINA ASTUDILLO

En ocasiones, cuando alguno de sus clientes más antiguos llega con los hijos ya grandes, a quienes él un día vio muy pequeños, correteando por su tienda, evidencia cómo el tiempo ha pasado. "Muchos me han dicho que estoy loco; que para qué meter dinero en Juan Griego, pero no les hago caso". Más que cuentas en el exterior, prefiere acercarse a lo tangible... eso que está cerca de sí mismo, y asegurarse de que su patrimonio crece en este ámbito geográfico, y así lo redimensiona y amplía.

Tranquilidad insular

Afirma que desde su llegada a la Isla también le gustó su tranquilidad, en contraste con las agitadas ciudades de Río de Janeiro y Caracas en donde había vivido antes. "Me enamoré sobre todo de Juan Griego", afirma.

Comenta que cuando desde Siria traía de visita a su padre, Mahmoud (fallecido el año pasado), su mamá Yaujara le preguntaba: "¿Qué le hiciste a tu papá, porque solo habla de Venezuela?". Y es que así observó de especial este país, y en particular la isla de Margarita.

Pero no es solo una simple percepción, sino que lo asume como pauta en su filosofía de vida.

-Quien no ama a su familia, no ama a nadie, ni tampoco puede querer a su patria. Como ciudadanos sirios considero que aun cuando seamos inmigrantes, siempre seremos sus embajadores, como nos lo ha dicho siempre nuestro presidente Bashar al-Asad.

Afirma que ese es el mensaje en cada encuentro que el mandatario sirio sostiene con sus coterráneos que están fuera de sus fronteras.

"Él nos insiste en que debemos servir y creer en el país que elegimos para vivir, porque es el lugar donde se echan las raíces. El objetivo es ser siempre leales, dando buena la imagen correcta de cómo somos los ciudadanos sirios dentro y fuera de nuestro país", agrega Alí Ibrahim, quien forma parte de la Federación de Entidades Venezolano-Árabes (Fearab, www.fearabvenezuela.org).

-Considero que el ser humano es como una planta, y que al igual que los árboles cuando se encuentra una tierra fértil y apta para crecer, allí echará sus raíces. Por eso todos estos años he aconsejado a los inversionistas para que crean realmente en Margarita e inviertan aquí, porque están dadas todas las condiciones para prosperar. Les digo que no tengan miedo, porque es el único país donde sin un gran capital, aún se puede trabajar.

Datos por su perfil...

*** Sastrería. Una de las facetas que pocos conocen de Alí Ibrahím, conocido comerciante de Juan Griego, municipio Marcano, es que en su natal Siria su familia y él en su juventud se dedicaban al oficio de la sastrería, motivo por el cual se le conocía como "Alí, el sastre".

Así lo relata en la ciudad crepuscular, acompañado de Youssef Zaghbour, quien además de su paisano, lo considera un hermano, y con quien mantiene estrecha amistad.

*** Margariteños. Casado con Layla de Ibrahím, también de origen sirio, de esa unión nacieron cuatro hijos: Manhal, de 36 años, quien es arquitecto; la joven Arig (30), médico; Angie (30), diseñadora gráfica y Maysam (26), psicóloga. A excepción del mayor, quien nació en Caracas (pero fue criado en la Isla), el resto de sus hijas vieron luz en Margarita. Disfruta de su familia y, especialmente, de sus tres nietos Alí, Hassan y Nabil, a quienes consiente.