Los dulces fueron sustituidos por frutas, acabando con la tradición de la dulcería criolla en el municipio Díaz. / Foto: YULIANNYS GONZÁLEZ

19 Jun, 2016 | La escasez de algunos rubros ha extinguido tradiciones pueblerinas que mantenían hogares y familias. Tal es el caso del sector Fuentidueño, donde la mayor fuente de ingreso provenía de la producción de dulces criollos, incluyendo el piñonate, dulce popular de la isla de Margarita.

Josefina Salazar, quien tenía más de 30 años dedicada a la producción de dulces criollos, ha tenido que reinventarse y ahora dedicarse a la elaboración de sombreros y carteras realizadas con hojas de palma, con el propósito de obtener dinero por estas piezas.

Sin embargo, los dulces eran el producto que le generaban más ingresos porque se encargaba de distribuirlos a restaurantes y comercios.

Virgini Figueroa comentó que ella forma parte de la tercera generación de su familia que se encarga de la producción de dulces, en especial del piñonate. “Somos dos casas piñonateras que ya no producimos nada”, dijo conmovida, al resaltar que desde diciembre no hacen ningún dulce. Para sobrevivir montaron una bodega en su casa donde venden varios productos, pero su mayor preocupación es que esta tradición se acabe por la escasez.

Carlos Villarroel, del sector Puntacují, contó que tenía 22 años vendiendo dulces pero la falta de azúcar lo obligó a expender solo frutas, dejando atrás lo que para él significó un trabajo familiar. “Es difícil esta situación, sobre todo ver cómo se acaba algo que tienes tanto tiempo haciendo”.

Ayuda

Los habitantes de este sector que se dedicaban a la venta de la dulcería criolla comentaron que el consejo comunal ha realizado dos censos para llevarlos a la alcaldía, pero no han recibido respuestas. Pidieron apoyo gubernamental para conservar esta tradición.