18 Feb, 2017 | En una situación de crisis como la que atraviesa nuestra nación, la voluntad por reimpulsar el aparato productivo debe ponderarse como una primera prioridad. En este sentido, el aspecto laboral juega un papel protagónico. El sentimiento patrio tiene que convertirse en la llama que encienda un proceso sistemático de reflexión verdadero. No puede ser a través del chantaje laboral que se alcance el tan anhelado reimpulso de la economía venezolana. El ausentismo laboral de las empresas e instancias públicas y privadas, que se registran en las cláusulas de convenios colectivos, o por las múltiples bondades que se manifiestan en la Ley del trabajo. Significan hoy día, la vía para el desencuentro de voluntades que tributen a fortalecer la producción venezolana. La inspiración motivadora de revindicar al trabajador en este proceso revolucionario no suponía una realidad de chantaje o ausentismo laboral, me parece que el comandante Chávez lo visualizó, como una forma de reconocer la voluntaria o involuntaria expresión de la explotación laboral. Ahora la situación, nos conduce a repensar la medida, sin que este deje de tener una connotación humanística, se debe direccionar una forma distinta de concebir la necesidad de producir a favor de la proyección país que mencionaba Chávez como la Venezuela Potencia.

Hacer de la autoridad sindical un medio para impactar de manera negativa en las líneas de producción industrial, infraestructura, agrícola entre otras, tiene que ser visto como un acto de traición a la Patria. No es, de esa forma cobarde que debemos describirnos para justificar nuestro socialismo. La paralización de una línea de producción puede costar, que para su reactivación se tenga que perder largos periodos de tiempo, acarreando la consecuencia nefasta de acudir a la importación de bienes producidos, en dicha línea de producción paralizada. Es en esta situación donde la burocracia y corrupción danzan de felicidad por los negocios que se mueven en este entorno de las importaciones.

Pienso que tanto el gobierno como los sindicalistas socialistas de verdad tienen que reencontrarse en un diálogo sincero que ponga antemano este problema y con el fervor revolucionario y las manifestaciones de transformación expuesta por el comandante Chávez, logren acuerdos de reimpulso laboral que hoy día son demandados por Venezuela para su estabilidad y desarrollo. El motivo debe ser por nuestras futuras generaciones.