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Multilateralidad efectiva y efectistas La responsabilidad ética del Presidente privó finalmente y se impuso sobre el pragmatismo político de su equipo que seguramente y de manera populista en su interpretación, erraban al pensar que aceptar ayuda de la ONU era aceptar por ejemplo automáticamente la presencia de los llamados “cascos azules” en nuestro territorio, generándose una sensación de “invasión foránea”. Roberto Calvarese
28 Mar, 2017 | En las últimas horas el Gobierno venezolano se ha visto atrapado en incómodas situaciones a nivel internacional, en relación con los organismos multilaterales de los que forma parte. La cancillería venezolana ha navegado en distintos espacios de tiempo tanto en mares tranquilos como en aguas turbulentas. En primer lugar, resultó una sorpresa para la colectividad, que finalmente el Presidente de la República, Nicolás Maduro, aceptase la oferta de asesoría y ayuda que con el tema de la pronunciada carencia de medicamentos, le hiciere la ONU. Es un hecho notorio para todo el país, la crítica situación que se vive tanto en la salud privada como la pública, con el acceso a medicinas necesarias, no solo para las emergencias sino para cualquier tratamiento vinculado con la atención o la prevención sanitaria. Es una pena (con vidas seguramente perdidas) que las autoridades nacionales no hayan adelantado previamente este apoyo de la ONU, que cuenta con personal calificado y suficiente capacidad para asistirnos. La responsabilidad ética del Presidente privó finalmente y se impuso sobre el pragmatismo político de su equipo que seguramente y de manera populista en su interpretación, erraban al pensar que aceptar ayuda de la ONU era aceptar por ejemplo automáticamente la presencia de los llamados “cascos azules” en nuestro territorio, generándose una sensación de “invasión foránea”. El mal manejo político de un tema tan delicado ha hecho que tardíamente podamos empezar a resolver parte del problema. No será cuestión de días ni semanas para que la población vuelva a sentirse tranquila sobre esta omisión en la salud pública. Todos hemos tenido un familiar o amigo con urgencias para la adquisición de algún medicamento, lo cual es absurdo en un país que hasta hace pocos años contaba con todas las empresas multinacionales vinculadas al negocio de las farmacéuticas y que si bien éticamente, éstas están golpeadas en su aceptación internacional, haber creído que nuestro país de manera unilateral podía completar su inventario de productos y medicamentos sin contar con esta poderosa industria internacional, era una quimera ideológica sin sustancia efectiva en su aplicación práctica. Por otro lado tenemos el triste protagonismo que ahora dirige la OEA en nuestro país. Es penoso que un organismo prácticamente descalificado a nivel hemisférico sea quien esté dando la cara por la estabilidad democrática de nuestro sistema político. El protagonismo de esta institución, por encima de organizaciones como Unasur, Mercosur, ALBA, etc., es una prueba del fracaso actual de la diplomacia venezolana, basada en los países del Sur
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