EL TIEMPO EN MARGARITA 28°C |
Queremos elecciones Salir de la crisis amerita la realización de elecciones o una salida de fuerza. La segunda, la negamos de plano, los militares no deben seguir siendo árbitros de nuestra política. Quedan las elecciones. La inmensa mayoría del país quiere elecciones, menos el gobierno porque las perdería en forma aplastante. Luis Longart Guerra |
longartguerra51@gmail.com
18 Abr, 2017 | Este gobierno autocrático, militarista y cada vez más represivo viene violando reiteradamente la Constitución en materia electoral. Lo hizo cuando impidió el referendo revocatorio del presidente Maduro mediante sentencias amañadas y con la complicidad del Consejo Nacional Electoral, y lo ratifica ahora cuando tiene suspendidas las elecciones de gobernadores de estado y no se convoca las elecciones de alcaldes, cuyo período vence el presente año. No hay democracia cuando no existe separación de poderes, porque a excepción de la Asamblea Nacional, los demás responden a los dictados de Miraflores. Salir de la crisis amerita la realización de elecciones o una salida de fuerza. La segunda, la negamos de plano, los militares no deben seguir siendo árbitros de nuestra política. Quedan las elecciones. La inmensa mayoría del país quiere elecciones, menos el gobierno porque las perdería en forma aplastante. En esta etapa histórica de la lucha democrática se ha recuperado la calle y la presión internacional es incesante pidiendo elecciones limpias. La mejor salida a la crisis son las elecciones, por ello resulta irresponsable, para decir lo menos, que sectores que aspiran un cambio político señalen que tampoco quieren elecciones regionales ni de alcaldes. Es más, con la canallada de la inconstitucional inhabilitación de Capriles se ha recrudecido la campaña perversa contra Falcón y Rosales. Falcón fue un aliado del chavismo, pero ya no lo es, y los ha derrotado varias veces en Lara. Rosales compitió con Chávez en un momento difícil y sufrió persecución, exilio y luego cárcel. Sin embargo, estos repetidores de infamias no han sufrido nada de esto. También en el campo opositor existe un sector, claramente minoritario, pero activo y ruidoso, tan intolerante, intransigente y antidemocrático como aquellos que dicen tener como adversarios. Aquí no se trata de cambiar unos autócratas por otros. Flaco servicio le hacen a la causa democrática quienes actúan de esa manera. Muchos lo hacen de buena fe, no lo dudo, pero de lo que no tengo duda alguna, es de que están equivocados. Lo verdaderamente importante es tener una ruta y una dirección única en la lucha.
| ||||