4 Feb, 2019 | En nuestro artículo anterior expresamos: “Mas del 80 % de los venezolanos rechazan a este régimen, que debe buscar los caminos civilizados para irse”. Hoy, ratificamos tal afirmación.
Maduro y su grupo están más aislados que nunca. El rechazo internacional es casi unánime. Casi todos los países reconocen a Juan Guaidó como encargado de la Presidencia y con ello se acabe la usurpación de poder y en consecuencia reconocen a la Asamblea Nacional como la única institución legitima del país.
Esta lucha por la recuperación de la democracia y la reconstrucción nacional tiene una ruta definida que consta de tres aspectos: 1) Cese a la usurpación, 2) gobierno de transición y 3) elecciones libres y transparentes. Estos tres puntos lo recitan los ciudadanos de memoria en todos los rincones del país.
El cambio político es un clamor nacional.
Estos puntos se complementan con la solicitud por parte de la Asamblea Nacional de ayuda humanitaria en alimentos y medicinas, para lo cual Estados Unidos ya aprobó 20 millones de dólares. Nadie en su sano juicio puede negar que tal ayuda se necesite en estos momentos.
La respuesta oficialista no puede ser más pobre y lamentable. Por ahí, salió una dirigente oficialista declarando que: “Si tenemos que comer piedras, las comeremos.” A un hecho como este, no se le puede responder con este tipo de estupideces
Por otro, lado se hacen llamados a vigilias donde nadie acude y se visitan cuarteles con arengas a los soldados a inmolarse en defensa de un régimen fracasado y corrupto.
Mientras tanto, Juan Guaidó presentó el Plan País compuesto por un conjunto de iniciativas económicas, sociales y políticas para sacar a Venezuela de esta inmensa crisis y desastre que vivimos día a día.
Todos debemos colocar nuestra confianza en Guaidó y en la Asamblea Nacional en estas hermosas jornadas de lucha que han traído la recuperación de la credibilidad y esperanza a todos los venezolanos que amamos la democracia.
El señor Maduro y su pequeño grupo deben comprender que ya esto es insostenible.
Si no quieren renunciar e irse civilizadamente con todas las garantías que se les brinda hasta el momento, la situación podría complicarse en grado extremo para todos y la responsabilidad será enteramente de Maduro y su pequeño grupo.
La otra solución es la negociación política que conduzca a elecciones libres y transparentes con un nuevo Consejo Nacional Electoral y con supervisión internacional calificada. Aunque tarda un poco más, es lo acertado para resolver la crisis y que el pueblo decida.
Pero, pretender seguir engañando con falsos diálogos y seguir en Miraflores en tan deplorables condiciones es llevar al país al precipicio de un conflicto sin justificación, sostenido solo por la ambición del poder por el poder.
Seguimos en esta lucha animados por nuestras vocación democrática y animados por el espíritu cristiano de paz y la concordia entre todos los venezolanos y quiera Dios y nuestra venerada Virgen del Valle que la solución sea en paz y para beneficio de todos. Que así sea.