14 Feb, 2019 | Luego de la “auto coronación” de Juan Guaidó el pasado 23 de enero, el gobernador Alfredo Díaz, siempre “leal a sus principios” estudió cuidadosamente el paso que daría a continuación y luego de deshojar la margarita unos cuantos días, decidió respaldar abiertamente al diputado Guaidó. Calculó, según comentó algún allegado, que el “mandado estaba hecho” y que Nicolás Maduro estaba derrocado. Pronosticó la división de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana. No observó la cautela recomendada por su partido Acción Democrática y salió desbocado a hablar de las virtudes y grandes cualidades de estadista del auto coronado. Un pequeño grupo de sabios que lo aconseja desde hace tiempo le recomendó que aprovechara la oportunidad para sepultar en el baúl de los malos recuerdos su juramentación ante la Asamblea Nacional Constituyente.

Creyó que con este paso la gente olvidaría que luego de escribir por las redes sociales: “Las islas de Margarita, Coche y Cubagua votaron mayoritariamente por mí y hoy ya cumplido todo lo exigido por la Constitución del Estado no quieren juramentarme (Clebne) para tomar posesión de la gobernación, justifican su negativa exigiendo un juramento ante una institución espuria como lo es la ANC, yo Alfredo Díaz no sucumbiré ante tal aberración constitucional a pesar de tener una responsabilidad de la confianza que me otorgó un pueblo, he demostrado siempre que soy un demócrata por convicción y por encima de mí está Venezuela que quiere libertad y una verdadera democracia”, salió esmachetado a juramentarse ante la ANC.

Repentinamente fue afectado por un ataque de amnesia selectiva y olvidó que para impresionar a sus adláteres e intentar desmoralizar al chavismo regional, exhibía una inexistente relación con sus nuevos “mejores amigos”: el presidente Nicolás Maduro, la vicepresidenta ejecutiva, Delcy Rodríguez y el vicepresidente del área económica, Tareck El Aissami.

En un convite realizado en fecha reciente en el que participaron un grupo de empresarios y dirigentes políticos de la región, un magnate local recordó como el gobernador en una reunión con un grupo de comerciantes realizada el año pasado en su despacho accionó el móvil intentando impresionar a la audiencia con una llamada a un funcionario del alto gobierno.

Ese es el personaje, genio y figura, un experto en el doble discurso quién al creer que Nicolás Maduro sería derrocado salió corriendo a los brazos del auto coronado sin percatarse que allá tampoco lo quieren y que si por alguna razón lograran su objetivo, algún otro se alzaría con el trono local. Ni siquiera sería convidado a la celebración y le dirían: ¡No te vistas que no vas!