22 Jul, 2020 | Desde que llegué a la Isla de Margarita hace más de 33 años y empecé a conocer actores políticos de la región insular, escuché una afirmación enfática, con tal poder de convicción que la he dado por cierto: Mariño decide las elecciones a la gobernación. Si bien en la universidad fui un buen estudiante en Estadísticas, esta habilidad no la he podido aplicar en los números electorales, por lo tanto no puedo asegurar que esa afirmación se ha cumplido a cabalidad.
Tampoco es que las elecciones a la gobernación estén a la vuelta de la esquina y mi Palabreo pueda leer como electorero a los ojos de quienes con honestidad, justicia y espíritu revolucionario impulsan el Estado Comunal; dispensen, pues, mis dudas, pero la actual Asamblea Nacional Constituyente, más cercana al poder constituido que al poder originario, no parece muy ganada a darle vida a ese Estado Comunal. Creo que en alguna oportunidad lo dijo Isaías Rodríguez y lo enviaron de vuelta a Roma en rol diplomático.
Antes de las elecciones a gobernadores, están unas votaciones para elegir a los nuevos integrantes de la Asamblea Nacional, las cuales resultan un reto dada la paliza electoral que nos dieron en el 2015 en un proceso similar. Si bien no hubo un análisis, debate, reflexión o discusión de tipo colectivo en el PSUV tras aquella estrepitosa derrota, la experiencia nos ha servido para preocuparnos un poco más por los padecimientos diarios de la gente. Eso es un avance.
En todo caso puntualicemos con el municipio Mariño y vayamos a la afirmación conque empezamos está nota. Debemos asumir que urge ganar en Porlamar y sus alrededores en las elecciones al Parlamento Nacional si aspiramos a tener un próximo gobernador chavista. La posibilidad de ganar pasa por dejar de lado ambiciones personalistas, zancadillas, trabas burocráticas y que los funcionarios en su totalidad pasen a ser servidores públicos, a fin de trabajar por un triunfo arrollador que ponga el mapa de Margarita, Coche y Cubagua rojorojito.
Lamentablemente, hemos notado que hay cierta desidia, un tanto de retardo, algo de olvido para atender problemas del municipio; problemas que van más allá de las atribuciones del Alcalde. Temas como el suministro de agua, la distribución del gas doméstico y la llegada del CLAP evidencian retardos y un tufo a negligencia, tan fuerte que uno no sabe si esa negligencia es parte de una ausencia de intenciones de resolver.
Uno observa, reflexiona, conversa con los cercanos y especula. Por supuesto, a la vuelta de las reflexiones nos asaltan preguntas. Vamos a dejar caer algunas, aunque nadie les presté atención: ¿Se pretende sabotear la gestión de Francisco González, el Alcalde? ¿O es que el Alcalde no reclama al estilo de Marisel para obtener beneficios para sus conciudadanos? ¿No hay buenas relaciones entre Francisco y Dante Rivas? ¿Hay demasiados «matavotos» en cargos importantes?
Lo cierto es que estos retardos en atender necesidades, perjudican tanto al Alcalde como al Protector, además nos colocan camino a una derrota el próximo diciembre. Ellos, la oposición, tendrán candidatos, pues quieren coger mangos bajitos.