El mar lanza hacia afuera el limo o algas e igual se limpia solo, aun cuando una ayuda de las autoridades serviría para despejar las playas más rápido. / Foto: CHRISTIAN ZERPA

21 Dic, 2013 | A los ojos de turistas u otras personas que están de paso en Nueva Esparta, ver la cantidad de limo o algas que cubre cual “alfombra” algunas playas de la zona costera insular, puede resultar alarmante. Sin embargo, para el pescador eso es parte de la dinámica natural marino-costera y, por lo tanto, “da tiempo al tiempo” y vara sus botes, en una tregua con la naturaleza a la espera que todo vuelva a la normalidad.

Durante estos días el mar de fondo o “reboso”, como lo llaman los pescadores, afecta la costa neoespartana. En algunos casos, como ocurre en la ranchería Brisas del Mar de La Isleta, hacia el sur de la Isla, optaron por varar las embarcaciones, traerlas a tierra y aprovechar para darles el mantenimiento anual, con la expectativa de retornar a la faena en enero.

Orangel Antón, presidente de la Asociación de Pescadores de La Isleta, habla de lo que es natural para ellos en su ámbito de acción.

-Nos retiramos. Hemos decidido en nuestro caso varar las 11 embarcaciones de la ranchería.

Indicó que ese fenómeno se observa en todo el estado y además del reboso “vara el limo” (ellos no lo llaman algas).

-Cuando empiezan a verse las sombras de limo hacia el este de la Isla, por Pampatar, ya en La Isleta sabemos que las corrientes también traerá ese limo hasta acá -agregó el dirigente pesquero.

-¿En qué medida perjudica la pesca?

-Afecta sobre todo a quienes trabajamos con nasas, palangres y filetes fonderos. Imagínate uno echando una red en el fondo y cuando la levantas, encuentres solo limo. Hay peces, pero no se pueden sacar.

Turbulencias

El biólogo marino Juan Luis Marval dijo que, en efecto, se ha visto varamiento de algas desde Coche a Margarita. En la Península de Macanao, muchas comunidades no pudieron salir a pescar toda la semana.

“El reboso es sinónimo de mar de fondo, con turbulencias en el fondo marino que se siente en toda la costa. Más que todo se da entre octubre y septiembre, pero ahora lo vemos en diciembre, sumado a brisa y lluvias esporádicas. El pescador se cuida de eso porque sabe que así el pez no jala por la carnada, ni se mete en la nasa, ni en los trenes por efecto del mismo oleaje y la cantidad de limo acumulado”.