2 May, 2018 | Con la esperanza puesta en el porvenir, resistimos en medio de esta guerra económica, sin tregua, que dispara los precios hasta el infinito. Llegó el Día del Trabajador y aumentos sustanciales anunció el presidente Maduro, para ayudar a la población. Pero terminan siempre en las arcas de los especuladores, enemigos de la gente y del gobierno. Nuestro débil cuerpo humano se quiebra sin los nutrientes y los que ya están desgastados y sin reservas, terminan por aceptar el abuso de los comerciantes, los banqueros, los distribuidores y hasta los procesadores de las materias primas. Necesitamos una comunicación intensiva para entender que el próximo proceso electoral acelera el problema. Sin piedad atacan, desde adentro y desde afuera, para convencer a la población de votar en contra de la Revolución Bolivariana. Todavía creen que somos zonzos y nos vamos a dejar engañar. Los candidatos sacan sus mejores virtudes y las anuncian como la alternativa del cambio. El pastor de las sopas y el que anuncia la dolarización, ¡Dios nos libre!, se presentan como la panacea. El candidato de la revolución tiene que torearlos a todos, incluyendo a los que desde adentro hacen labor contraria al Plan de la Patria. El peligro está latente, porque la dieta que sufrimos se ha llevado la grasa y también los músculos en lo físico, y desestabilizado en lo emocional.

Las fuerzas disminuidas pueden alterar la voluntad de los más débiles y flacos de conciencia. ¡Cuidado! Es hora de intensificar la difusión de las obras del gobierno para que exista la posibilidad de contrastar las promesas de los otros candidatos con las ejecutorias de la revolución, a pesar de todo el saboteo y la conspiración permanentes. Es necesario que los votantes salgamos como río crecido, el próximo 20M. El caudal de votos debe ser el contrapeso para combatir a los sembradores de cizañas y de mentiras, así como también a los malos perdedores, que luego salen a denunciar fraude, sin prueba alguna y a causar problemas en las calles. Ya tenemos la experiencia con muertos y todo. Esperanzas hay. Este es un pueblo valiente y consciente, dispuesto a defender su soberanía e independencia. Eso está a la vista. Diga el débil, fuerte soy.