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El ratón, con piel y todo
El discernimiento nos aconseja no ser como los gatos que, tratándose de los “amigos”, se tragan el ratón con piel y todo…
Juan José Bocaranda E.

18 Dic, 2013 | Cierto Magistrado me dijo en una oportunidad que mi "problema" radicaba en que yo era "demasiado selectivo" con a las amistades. Le respondí que si eso era un “problema”, era un problema necesario, pues siempre debemos seleccionar, en todos los ámbitos, desde la mujer de nuestra vida hasta la casa donde vivir, la carrera que cursar, la universidad donde hacerlo, y tantos otros ámbitos y aspectos, como la higiene.

Por cierto, cuando se estudia la historia de los seres humanos, se observa una gran diferencia entre el hombre primitivo y el hombre moderno: mientras los hombres primitivos, al igual que los animales –dice Aivanhov- tragaban carne, frutos y legumbres sin lavar ni pelar, el hombre de hoy separa lo que debe comer de lo que debe desechar. Si se trata de comer animales, consume los músculos y ciertos órganos, pero no ingiere la piel, las uñas, los intestinos. Y si se trata de frutos o legumbres, deja de lado la piel y las semillas.

"Desde su infancia saben que cuando comen frutos, pescado, ostras, caracoles, deben quitar la piel, los huesos, las espinas y las conchas. Aparentemente, pues, los hombres saben comer. Si se les da un queso, automáticamente quitan la corteza aparentando así ser muy civilizados".

Sin embargo, no ocurre de esta manera en el nivel moral y espiritual: el hombre moderno, en su inmensa mayoría, no suele distinguir debidamente, no selecciona, no escoge, no separa lo bueno de lo malo. las palabras, los pensamientos y los sentimientos buenos, de las malas palabras, de los malos pensamientos y de los malos deseos o sentimientos. Nos "tragamos" moral y espiritualmente todo lo que nos dan, todo los que nos dicen o nos escriben, sin seleccionar ni distinguir si algo nos conviene o no. Tal ocurre, por ejemplo, con la televisión. Cuánta gente no se sienta frente a un televisor para tragarse los programas más estúpidos y más corruptores habidos y por haber. Porque se trata de un sistema dirigido a estupidizar al ser humano en todos los niveles,. Y muy pocos adultos asumen "el problema" de seleccionar las películas, las telenovelas y los programas, para acoger las que les convienen y desechar las perjudiciales…

Cuando la facultad de distinguir se aplica a nuestra dimensión espiritual, se hace uso de un término especial, que es el de "discernir". En su libro "A los pies del Maestro", Krisnamurty define el discernimiento como la facultad de distinguir entre lo real y lo irreal, punto de partida para iniciar el sendero de la perfección. "Los hombres que no saben, -escribe- trabajan por conquistar riquezas y poder, pero éstos duran a lo sumo una sola vida; y por tanto son irreales. Hay cosas más grandes que esas, cosas que son reales y perdurables; y una vez descubiertas, se extingue el deseo por las otras". Pero, no basta discernir entre lo real y lo que no es real: es preciso ir más allá, más al fondo de las cosas: "aún después de hecha la elección, debes recordar todavía que entre lo real y lo ilusorio hay muchas variedades y que se debe discernir todavía entre lo recto y lo erróneo; entre lo que tiene importancia y lo que no la tiene; entre lo útil y lo inútil; entre lo verdadero y lo falso; lo egoísta y lo desinteresado".

Apliquemos con asiduidad el criterio de la selección, la regla del discernimiento, y establezcamos qué nos conviene y qué no. La labor de guardia permanente comprende, específicamente, lo relativo a las lecturas que hagamos, a los amigos que tratemos, a la música que escuchemos, a nuestros gustos, inclinaciones o tendencias, a los programas de televisión que veamos, a los artículos que leamos, etc..

Apliquemos el discernimiento para distinguir entre los amigos verdaderos y los que no lo son. Cuando alguien que dice ser amigo nuestro, nos exige hacernos cómplices de su mezquindades, de sus fechorías, de sus vilezas, de sus descarríos o de sus crímenes, apartémoslo de nuestro lado, con carácter y decisión. Porque seguramente, el día menos pensado, negará la amistad conforme a sus intereses y nos dejará en el pozo sin remordimiento ni dolor. El discernimiento nos aconseja no ser como los gatos que, tratándose de los "amigos", se tragan el ratón con piel y todo…




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